Si pensabais que lo habías visto todo en cuanto a intento de fastidiarte la hora de la comida, y de paso la siesta (en el nombre de telefónica, orange, gas natural, etc, etc) os cuento la última que me han «colao».
Martes, 15:30. Llego de trabajar y me pongo a comer; cuando intento tragar el segundo bocado de mi deliciosa comida, suena insistentemente el timbre de la puerta (ding, dong, ding, cong) . Un poco cabreada me asomo discretamente por la mirilla y veo a una chica delante de mi puerta. Como no parece peligrosa, abro sin mucho entusiasmo, y en ese instante, «la reportera más dicharachera de Barrio Sésamo» (carpeta y bolígrafo en mano, y una tarjeta colgada del cuello que dice UNICEF) sin parar de mover brazos y piernas, me suelta:
-¡Hola!… ¡vengo a comer con usted!.
-Pues llegas tarde porque yo ya estoy comiendo…
-Es broma.
-Por supuesto.
-Estamos haciendo una campaña por el barrio para que colaboren con Unicef. ¿Nos conoce?
-Si claro, ya colaboro con Unicef.
-Ahh, ya colabora. De todas formas lo que estamos buscando son mujeres en edad de trabajar, y usted se sale.
-Me salgo de que?.
-De la edad de trabajar.
-Pues no bonita (h..p..) por suerte o por desgracia, acabo de llegar de trabajar.
Mientras tanto, por entre mis piés se asoma Candelo (es mi gato) y dice la reportera: ¡¡Ohhh, que gatito tan bonito!! como se llama?.
-Gato, se llama gato (digo yo super cabreada).
-Bueno no quiero molestar más, solo una última cosita. Tengo una amiga que está un poco «choff» (supongo que choff quiere decir deprimida). Podría escribirle una frasecita para que se anime.
-Pues no, no tengo otra cosa que hacer a estas horas que escribir frasecitas.
¡¡¡VETE A HACER PUÑETAS!!!
Y no pude dormir la siesta pensando que en un momento, y en mi propia casa, me habían llamado vieja (y creo que analfabeta)