Paulov, los niños y los costes

Quiero felicitar a don Artur Mas, presidente del gobierno autónomo catalán, por su eficiencia y eficacia como agente comercial.

El reflejo de Paulov

Creo que nunca antes, nadie, jamás, había conseguido con tan poco esfuerzo una publicidad tan gigantesca de su ‘producto’… y cobrando dinero en lugar de pagarlo. ¡Chapeau!.  Un genio este presidente: abrió la boca 10 minutos y tiene a todo el país publicitando su negocio desde hace medio mes; tanto para los seguidores del señor Mas como para sus detractores, se trata de la puesta en marcha de un aprendizaje asociativo basado en el modelo estímulo-respuesta, que, como puede comprobarse, funciona con asombrosa efectividad.

Obviamente. quien opta por recibir dinero del mismo Estado del que dice querer independizarse, teniendo los votos suficientes para declarar unilateralmente la secesión precisamente de ése Estado,  no es la independencia lo que busca en éste momento, sino publicitar gratuitamente un señuelo para utilizarlo a modo de los chorros de tinta de un calamar en peligro. Nadie se fijará en su mano extendida pidiendo limosna, si todos sus escuderos miran hacia la ínsula Barataria de la independencia que el ingenioso hidalgo catalán les ofrece.

La fórmula resulta extremadamente sencilla dado el proceso de intantilización al que se está arrastrando a la población. Una falacia de menos de 5 líneas colocada en un PowerPoint ya se utiliza con éxito como sucedáneo del pensamiento crítico, y facilita mantener el cerebro de un adulto en un estadio próximo a la infancia  para suministrarle la información deseada. Una mente infantil elude los problemas, y se siente atraída por todo lo que le es dado sin esfuerzo. En eso consiste la infantilización.

… el progreso de la infantilización …

Creo que todo comenzó allá por los principios de los años 70, cuando la infantiloide  fascinación popular  por el embrutecimiento en lo desconocido,  se mezcló con la ignorancia de unos y la inteligencia de otros,  y la C de Vallecas mutó a la K de Vallekas. Una dictadura (es decir, 4 décadas) después, se ha conseguido dotar  de carácter oficial a un notorio nivel de estulticia basado en la lingüística; un nivel  jamás soñado por analfabeto alguno; pero eso sí:  habiéndose ocupado previamente la soberanía popular en aupar al poder a lo más granado de la insolvencia intelectual y lo más rancio de la ganadería de chupacirios. Hoy, aquellas anécdotas aparentemente inocentes de la mutación de nombres han quedado atrás y son reemplazadas por ruido de periódicos, de redes tecnológicas, de comadres televisivas,  e incluso de algún que otro sable más o menos oxidado

En la actualidad, los evangelistas de la cutrez y la anorexia del criterio personal,  predican, con gran alborozo de sus fieles, que los nombres geográficos deben ser escritos y pronunciados en el idioma original de su ubicación, con independencia del idioma que hable y el lugar donde se encuentre quien los escriba o lea. Así, con la nueva doctrina, las carreteras del Estado español aparecen rotuladas con los nombres de las ciudades de destino escritos en la lengua que allí se habla, con independencia del lugar geográfico en que se encuentre el rótulo, o del idioma que se hable en ése lugar.
Con la liturgia de ‘lo correcto’ un señor de Murcia puede leer en territorio de Murcia un letrero de una carretera del Estado en el que se indique el destino Elx o Alacant, y no alcanzar a averiguar que se trata de Elche o Alicante escrito en la lengua de aquellas buenas gentes.

La nueva ortodoxia conlleva también, por ejemplo,  la exhibición enfervorizada en la televisión pública del Estado de rótulos escritos en lenguas locales sobre mapas  meteorológicos del territorio estatal. Aunque esos rótulos muestran ciertas peculiaridades ya que no todos los nombres de ciudades se muestran en el idioma que le sería litúrgicamente apropiado, sino que se entremezclan con el español. Parecen ignorar -por ejemplo- como se escribe Bilbao en vascuence, o Barcelona en catalán, no se aclaran con Vitoria (le añaden el nombre vasco de Gasteiz separado con un timorato guión), y tienen dudas sobre el idioma a utilizar con el nombre de la capital de Navarra.

Lo curioso del comportamiento de estos esforzados sacerdotes de la buena nueva, es que cuando nos amplían la vista del mapa meteorológico a Europa no leemos München, ni London., ni Stockholm, sino los nombres -en español- de ésas ciudades: Múnich, Londres, Estocolmo. Otro tanto ocurre a la hora de rotular en los aeropuertos del Estado,  en los que son capaces de combinar en el panel de destinos (escritos en supuesto español) los destinos de A Coruña o Gasteiz con Bruselas o Praga. ¿Acaso se les ha estropeado su catecismo?.

Complejo resulta también entender la actitud de algunos periodistas. Viene siendo habitual escuchar a periodistas que,  en sus respectivos medios,  proclaman ardientes soflamas rechazando la imposición de idiomas locales por parte de algunos gobiernos autonómicos, al tiempo que obedecen dócilmente dichas soflamas. Es frecuente escuchar a periodistas que hablando en español en medios de habla española dicen «beenegá» como deletreo de BNG, «euskera» para referirse al idioma vascuence o Lleida para referirse a Lérida y son los mismos periodistas que no dicen «efbiai» para referirse al FBI, ni «inglish» para referirse al idioma inglés, ni Genève para referirse a Ginebra. ¿Acaso se sienten obligados por aquellos a los que denuncian?.

El colmo de la incoherencia es la expresión litúrgica «izquierda abertzale«, repetida cual salmodia por todos los medios de habla española. Quizá sea el ejemplo más vehemente de economía crítica, de necedad con solera.

… los costes …

Llegados a éste punto resulta inevitable pensar en cuál puede ser el beneficio que se obtiene con las actitudes comentadas… como resulta inevitable recordar a Carlo María Cipolla por su estudio de los costes y beneficios de la conducta humana. Para su análisis, el señor Cipolla se apoyaba en una gráfica como la mostrada a continuación, en la que el eje de abcisas (x) representaba el beneficio (positivo o negativo)  obtenido por el actor, y en el de ordenadas (y) el coste ocasionado a los demás, que admite igualmente valores positivos y negativos.

La consecuencia básica representable se circunscribe a cuatro valores (uno por cada cuadrante), que son asignados al hecho que se analiza. Así, si el actor obtiene un beneficio positivo y ello representa un coste positivo para el resto, el hecho podría ser catalogado como inteligente. Un beneficio positivo para el actor (o actores) y un coste negativo para el resto, obtiene la clasificación de malvado. Cuando coste de actor y beneficio del resto tienen saldo negativo, el hecho resulta estúpido. Por último, cuando el actor obtiene un beneficio negativo y el resto un coste positivo, diremos que el autor es un incauto.

x=Actor/es principal/es
y=Persona/s afectada/s

Ahora coloquemos en el eje (x) al periodista y en el eje (y) a la totalidad de su audiencia y podremos analizar el coste/beneficio que obtiene -por ejemplo-  el hecho de que el meteorólogo de la televisión del Estado llame «Lleida» a Lérida o «Ourense» a Orense durante una emisión para toda España… en español.

… y una anécdota.

En la primavera de 1972,  tras más de 30 años ausente de su Cataluña natal, doña Carmen se encontraba de visita en Barcelona, y una mañana bajó al colmado situado en la planta baja del edificio donde se alojaba,  para comprar algunas cosas. Cuando la dueña de la tienda escuchó a doña Carmen hablar, y aunque lo hizo en español, le preguntó también en español:

– Disculpe señora, pero por el acento… ¿es usted catalana?

Doña Carmen sonrió halagada por mantener aún aquél hermoso acento y contenta de poder hablar en su lengua materna, le dio las gracias a la señora contestándole que así era,  y continuó haciendo su pedido en catalán.

Al poco, la propietaria del establecimiento, una señora muy amable y afectuosa, le dijo a doña Carmen en español:

– Mire, me va a perdonar pero es que no le entiendo casi nada de lo que me está hablando… ¿de qué parte de Cataluña es usted?.

Doña Carmen le contestó -ya en español-  que de la comarca del Alto Ampurdán. La señora sonrió desorientada y continuó tan amable despachando, pero en español.

Doña Carmen, curiosa y deseando continuar con la oportunidad de hablar su lengua materna, le preguntó a la señora en catalán:

– Disculpe, y usted ¿de qué parte de Cataluña es?.

Y la señora le respondió, en catalán:

– Yo soy de Córdoba.

Ambas sonrieron cómplices y durante los días que doña Carmen permaneció en Barcelona procuraba bajar casi todos los días a echar una charladita con la tendera… en un ilusionado catalán por parte de ambas. En ésa época, el oscurantismo y la persecución perpetrados por el Régimen durante décadas sobre aquella preciosa lengua, comenzaba a clarear.

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2 respuestas a Paulov, los niños y los costes

  1. cmv dijo:

    La españolizacion del mundo por Iñaki Wert…

    Pero, si el metodo comercial usado por el señor Mas ha venido de perlas a un Gobierno sin discurso, sacando la bandera de la España eterna y lanzandose a la «españolizacion» de los que ELLOS han considerado siempre la «antiEspaña», no nos engañemos, solo representan a una clase politica arrogante con los debiles pero fiel y sumisa con los poderosos, que siempre dispara con la misma polvora del Rey tanto en sus festejos como en sus escarmientos.

    «¿no sientes el orgullo de ser español? abuela, a mi ya me da vergüenza ser de cualquier sitio» (El Roto)

    Personalmente no me parece cutre que se ponga Elx o Alacant en los letreros de las carreteras del Estado, hay una serie de idiomas cooficiales dentro del Estado que para algo estan y para algo el articulo 3.3 de la Constitucion de 1978 recalca su «especial respeto y proteccion»

    El nombre de «Barcelona» por lo poco que se y lo muy poco que he indagado sobre el tema, proviene de la antigua colonia romana que se instauro alli expulsando a los laietanos y otras, el principal propulsor de esta colonia fue un tal Barcino.

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