Hoy el mundo nos menciona. No hay un rincón del Planeta en donde no se hagan eco de lo que pasa en España, y no hay tristeza mayor que ver como unos canallas hablan de legalidad mientras clavan un puñal al corazón de mi Patria. Pero ¿es verdad lo que vemos o todo son partes sueltas de una obra ya pactada?. Sin tiempo de intervenir, de poder poner en marcha para truncar el delirio las medidas necesarias, ¿alguien cree que convocar elecciones democráticas, teniendo la propaganda y las hordas de golpistas en las calles preparadas, va a servir para algo más que volver a refrendar una amplia mayoría que barra de Cataluña la ya débil democracia?. Teatro, puro teatro, y yo no me creo nada, sólo me queda el temor de pensar que en bambalinas está la cosa pactada, aunque aún tenga esperanza de no tener que decir que españoles de ambos lados han traicionado a mi Patria.
Vivimos tiempos convulsos pero no son novedad. España hoy se desangra por 17 costados, tantos como Autonomías tiene, unas más dóciles y calladas, tal vez para contrarrestar a las que no son en absoluto ni silenciosas ni sumisas, pero todas queriendo su parte del pastel, empobreciendo a una Nación que podría ser grande en Europa y no pasa de ser un socio sin demasiado predicamento.
¿Existe alguna razón para vivir el momento que vivimos?, ¿como hemos podido llegar a semejante situación?. Preguntas como éstas, aparentemente simples, que deberían tener una fácil respuesta, resultan casi imposibles de dar una concisa y comprensible explicación.
Bucear en nuestra Historia debería darnos la clave. Podemos remontarnos a 1.640 cuando se produce una sublevación terriblemente violenta en Barcelona, en lo que se conoció como el «Corpus de Sangre», por coincidir esta rebelión con la festividad del Corpus Christi y en 1.641 el Presidente de la Generalitat proclamó la República catalana, aunque a modo de un Puigdemont cualquiera, unos días después rectificó y puso el principado de Cataluña bajo la soberanía del rey francés.
Para hacerlo breve, años después las monarquías española y francesa, firman la paz de los Pirineos y ceden El Rosellon, y otros territorios junto con parte de Cerdaña, a Francia, fijando la frontera en los Pirineos. Resumiendo, esta primera independencia duró seis días.
En 1.873, un grupo de políticos proclamaron en Barcelona el Estado Catalán Federado con la República Española. Aunque no era una independencia total, este segundo intento duró dos días.
En 1.931, se proclama la República Federal Catalana (dentro de la República española) y en 1.932 se aprueba el primer Estatuto de Autonomía catalán.
En 1.934 se proclama el Estado catalán de la República Federal española, siendo contestado con la proclamación del Estado de Guerra en toda España y en una noche de enfrentamientos saldada con decenas de muertos, se detuvo a todo el gobierno catalán, finalizando este nuevo intento de independencia.
Desde esa fecha hasta el presente, guerra civil por medio, Cataluña siempre ha sido el niño llorón «que le tienen manía» y para que no de guerra se le conceden privilegios que no llegan a otros lugares de nuestra vieja piel de toro.
La Transición, con todo lo modélica que fue, abrió la puerta a lo que es España en la actualidad, 17 reinos de taifas, que desangran sin piedad los recursos que posee y que han creado un sistema de desigualdades entre regiones, de odios, antes soterrados y ahora visibles, que hacen en muchos lugares inviable la convivencia, que impiden manifestarse en la lengua común, e identificarse todos bajo una Bandera, y ésto, a mi parecer, ya es imparable. Ojala me equivoque.