¿Coherencia o ceguera?

En España gustamos de mirar hacia otro lado , y descuidamos con excesiva frecuencia tanto la educación como la formación de nuestros hijos. Un hijo no es una mascota, ni las escuelas son simples aparcamientos. En la casa se le educa; en la escuela se le enseña.

Maltrato

Imaginemos que en muchas de las casas que conocemos, los miembros más jóvenes de cada familia se dejasen abiertos de forma habitual los grifos de lavabos, bañeras o fregaderos, etc. y que los daños propios y ajenos  producidos por esas aguas fuesen cuantiosos.

Imaginemos ahora que ante la generalización del problema, tanto la sociedad como el Estado decidiesen buscar soluciones, y para ello le pusieran un nombre a esa conducta (por ejemplo «violencia hídrica»),  crearan un teléfono de emergencias especial para que cada cual pudiese denunciar los casos de daños producidos por esas aguas, un área ministerial, varias oenegés, y que los medios audiovisuales se volcasen en campañas para denunciar esas inundaciones de agua, que se creasen leyes y juzgados especiales para sancionar rápidamente a los infractores, que exigiésemos que en los colegios se diese una educación directa para evitar estos comportamientos….  ¿Diría usted que son actitudes razonables y lógicas? ¿O le parecería buena idea (y más barata para todos) que en cada casa educasen a cada nuevo miembro de la familia, desde pequeños,  para que aprenda a dejar los grifos cerrados?

Analice su respuesta y después analice la que tenemos montada con el maltrato personal, sea por razones de sexo, sociales, étnicas, biológicas o de cualquier otra índole que los considere víctimas propiciatorias del nuevo fascismo. ¿No sería más sencillo educar?

¿Religión?

Nos enfrascamos en discusiones de mentecatos acerca de si en la escuela debe enseñarse una u otra religión o ninguna, como Estado aconfesional que pretendemos ser, pero con ello lo único seguro que conseguimos es la ignorancia necesaria para odiar mejor aquello que no conozcamos.

religiones

La solución no pasa porque en la escuela las clases sean de religión católica o mahometana o simplemente no existan; la solución pasa por educar y enseñar. En la casa educar en el respeto a los demás y a sus circunstancias o creencias, y en la escuela no enseñar «religión» con apellidos (católica, mahometana, budista o la que sea) sino RELIGIONES; enseñar a conocer las características y peculiaridades de cada una de ellas porque con el conocimiento alejaremos de nosotros la ignorancia, y si aprendemos a conocer a los que son diferentes de nosotros, aprenderemos a respetarlos y a no aceptar que los medios de difusión nos digan a quien hemos de odiar.

Para enseñar y formar en una religión concreta está la casa de cada cual y luego las escuelas religiosas especializadas.

 

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