Alerta por lluvia, por sequía, por frío, por calor, por viento, por oleaje, por nieve…. en un país donde se nos cuenta que los precios de la energía dependen de la naturaleza: si no llueve ni hace viento la energía eléctrica, y por ende la energía alternativa para generarla (el gas) sube de precio. No. Cuando hay inundaciones y los vientos vuelan edificios e instalaciones no baja el precio, no.
Tenemos un ministro de Energía que -según cuentan- hace años que lleva demostrando un alto nivel de inteligencia, y quizá debido a ello es por lo que trata de hacernos llegar a los paganos algunos de los detalles por los que nos cosen a sablazos energéticos, de forma que no pensemos tampoco demasiado. Nos habla de «situación internacional», de «buques metaneros», el «mercado», la «volatilidad»… y de que la clave es el gas.
Hace 40 años unos intereses extranjeros consiguieron instalar en España la idea colectiva de la inconveniencia de disponer de energía nuclear. Una vez desmantelada la opción nuclear, y habida cuenta del equilibrio inestable de la meteorología, garantizar la continuidad en el suministro de la energía eléctrica en España depende -como no- del gas. Y disponer de gas de forma continuada depende, entre otras, de las inestables circunstancias geopolíticas en su origen.
Se calcula que hacia 2019 un 10% del gas que consumiremos procederá -en buques metaneros- de Rusia, de modo que el resto seguirá procediendo de nuestros proveedores actuales, Argelia con el gaseoducto de Medgaz, y esos buques metaneros de los que nos habla el ministro Nadal que no nos ha dicho de donde proceden.
Y bien está diversificar porque -por ejemplo- el pasado año tuvimos interrumpido el suministro con Medgaz por algo más de tres días, y «los mercados» consiguen cosas tan asombrosas como que con un gobierno PSOE en España, el 100% de las acciones de CEPSA pasara a manos del IPIC, ese fondo de inversión de la familia real de Abu Dabi que también patrocina al Real Madrid, o que con un gobierno del PP y el apoyo de la Junta de Andalucía, a través de la empresa cordobesa Magtel se esté a la caza de la inversión de 150.000 millones de dólares por parte nada menos que de la República Islámica de Irán, «específicamente para destinarlos al ámbito de la energía«.
Como dice el ministro Nadal «… a río revuelto…»