Aquellos que tenían ansia de poder y han conseguido sentarse en tronos y palacios ya van consiguiendo mostrar al pueblo su capacidad de maniobra y gobierno.
De la señora Carmena, por ejemplo, nos llega una noticia con asombro incluido en la que se afirma que ha ingeniado que va a entregar «becas» de 600€/mes a las putas (y putos) que decidan acogerse a la graciosa medida.
No sé si la ignorancia procede directamente de la palaciega regidora o de algún becario del medio informativo, pero el caso es que la palabra beca (hasta donde el DRAE llega) no está pensada (por ahora) en su acepción económica más que como «Subvención para realizar estudios o investigaciones.«.
Por otro lado, cuesta pensar que ni siquiera las venerables ancianas que alquilan sus restos vivientes en la calle de la Cruz, decidan cambiar alegremente sus ingresos mensuales por 600 pavos ni aunque les juren que es una beca de investigación. Es como si a un banquero le ofreciesen 3000€ al mes por dejar de dirigir su banco.
Sorprende que personas que dicen desvivirse por la justicia social y la igualdad, como es el caso de la señora alcaldesa de la Villa, únicamente pretendan mostrarse ingeniosos respecto de los derechos de putas (y putos), pero nunca de sus obligaciones. Todos somos iguales ante la Ley, dicen ufanos los políticos, pero ninguno explica por qué a un honrado trabajador, con o sin familia a su cargo, con altos o bajos ingresos, Hacienda le cruje de lo lindo bajo la pomposa frase de «Hacienda somos todos» y el pago de impuestos una obligación que todo ciudadano debe asumir, cosa con la que me guste o no, estoy de acuerdo; pero entonces ¿por qué a una prostituta, no digamos las de lujo con ingresos bestiales, nadie le exige el pago de impuestos?. Lo más intrigante es que nunca partido alguno de color alguno ha osado reclamar los impuestos a un negocio al que hace ya seis años, se estimaba un movimiento de diez millones de euros diarios. Al mayor alarde justiciero que se atreve la farándula política es a ¡multar al cliente!. Es un nivel de fariseísmo delirante.
«Legalizarlas es degradarlas» con frases tan estúpidas como ésta evitan afrontar lo que sería una verdadera justicia social y de igualdad para los putos (y putas); postura que, por razones nunca explicadas, se afanan insistentemente en mantener tanto los que dicen representar la izquierda como la derecha.
Vamos, ni puñetero caso. Increíblemente ni unos ni otros se han molestado jamás en disponer lo preciso para que putos (y putas) tengan los mismos derechos que el resto de las personas. Nadie se ha preocupado jamás de prever su jubilación o su acceso a la Seguridad Social de pleno derecho y no solo como mera prestación de beneficencia.
No es extraño que la ciencia se dedique a buscar vida inteligente fuera de la Tierra.
LA burguesa integrada lo que no quiere es competencia.