Despertar bruscamente a quien está durmiendo desde hace años plácidamente rodeado de depredadores por todos los sitios, me parece una crueldad; los efectos son impredecibles.
Como todo pueblo soberano que se precie, el español lleva años durmiendo una interminable siesta. Es cierto que de vez en cuando algo le sobresalta ligeramente pero, en términos generales, la calidad del sueño es buena. Pero es que últimamente no han parado de sacudirlo y hostigarlo continuamente hasta que han conseguido que abra un ojo, y claro, ha visto lo que ha visto: que estaba rodeado de golfos quitándole hasta los empastes. Y se ha enfadado. Lógico.
Él -el pueblo soberano- como está todavía adormilado ha intentado echar el guante a aquellos que le iban señalando en los telediarios:
– ¡Mira! ¡Ése, el del Banco!
– ¡Aquél, aquél! ¡El de los cursos de formación!
– ¡Allí, que se escapa! ¡El contable gordinflón, corre, corre!
– ¡Ése que corre por el aeropuerto sin estrenar!
– ¡El de los trajes, que huye!
Tal ha sido la tensión que se ha visto obligado a coger su voto y zurrar con él duramente a todo aquél que le iban señalando.
Luego, agotado, ha vuelto a acomodarse para seguir durmiendo lo más plácido posible.
Al cerrar los ojos, sin embargo, le asalta una duda:
– Si llevo tanto tiempo durmiendo entre golfos y ladrones… ¿por qué me habrán despertado precisamente ahora… y precisamente los mismos que me están robando?. En fin.
Se da la vuelta y comienza a roncar. Soberanamente, eso si.
Alguno viven en realidades paralelas, autónomos asfixiados por el IVA y demás impuestos siguen votando al de siempre, porque es como ir de putas, para que cambiar de sitio si estamos bien no?
Roncar en anticonstitucional, ML lo ha llevado ante el Constitucional.
Abrazakos.