Genética de lo más correcta

Vocero2Como ya sabemos, la genética española se encarga de que los españoles nunca seamos responsables de lo que hagamos, y por razones estrictamente biológicas, encontrar la solución a nuestros problemas siempre corresponde a otros.

 

 

Un sencillo ejemplo de la calidad de nuestros genes podemos observarlo en el fracaso académico. Los centros oficiales de enseñanza, se componen de tres elementos vivos: alumnos, profesores y método. Y no hay más. Por tanto, la causa del fracaso deberá estar -al menos-  en uno de esos tres elementos. Y según las quejas oídas a lo largo del largo y elaborado camino al fracaso académico, todo apunta a que los múltiples problemas encontrados únicamente son achacables al método, es decir: al único de los tres elementos que carece de genes. Nunca, en todos estos largos años se ha escuchado a nadie siquiera insinuar que nuestros docentes tengan algún fallo o que la materia prima que acude a ellos (los estudiantes) adolezca de algún defecto. A juzgar por todas las manifestaciones públicas de descontento, el problema se sitúa invariablemente entre la falta de dinero o lo inapropiado de la ley/plan de estudios.

La posibilidad de que un profesor no rinda es obviada, por ejemplo,  con la aseveración de que tiene demasiados alumnos, con lo cual el fallo no está en el profesor, sino en el método. O por cualquier otra excusa que -siempre- exime de responsabilidad al docente portador de los genes españoles.

En cuanto a los estudiantes, lo que se ha dado en llamar «el abandono temprano escolar» suele atribuirse a que «el niño no quiere estudiar». Nunca a que «el niño no puede estudiar». Porque como todos sabemos, un niño con genes españoles está dotado intelectualmente por la naturaleza para cualquier reto.

En la universidad, donde está acreditado que profesores y alumnos, gracias a su herencia genética, constituyen un ejemplo de excelencia ya probada mediante una dura selección que sólo permite el acceso a las mentes más capacitadas, una de las primeras causas de que no sea española ninguna de las 100 mejores universidades del planeta, dicen, es el hecho de que la universidad no sea plenamente gratuita. Como sólo pueden estudiar los ricos, los pobres no pueden acudir a la universidad, porque debe saberse que todo aquél que no acude a la universidad no lo hace por ser menguado de facultades, sino por ser pobre. De hecho, tendemos a idear nuevas carreras para que desde los más capacitados a los menos favorecidos, todos puedan estudiar algo… siempre que sean ricos, claro. Por ejemplo Ciencias del Transporte u Organización de Eventos (¿alguien puede imaginarse cómo se organiza un hecho imprevisto o que puede acaecer, hablando en España?), que a este paso cualquier día aparecen la de Técnico Especialista en Manipulación de Inertes (los antiguos sepultureros)  o Gestor Logístico de la Información (antiguos buzoneadores de propaganda). Vamos que no será porque el abanico de capacidades no sea amplio.

Otro fallo reciente incorporado por el método, vuelven a decir, consiste en proponer grado de tres años y dos de máster. Algo inaceptable porque los años de máster salen como el triple de caros que los de grado, lo que aleja más a los pobres de la universidad. En la actualidad, en la universidad española, debido a la excelencia de los genes de alumnos y profesores, -y pese a las deficiencias del método- se tarda solo una media de 9 años y medio para completar una carrera. Pero si se pusiera la universidad totalmente gratuita, además de poder estudiar todo el mundo, ya podría uno hacer la carrera sin tantas prisas, pongamos en unos 12 o 15 años.

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