¿Azufre o incienso?

Unnamed mié sep 10 2014

Para unos huele a incienso. Para otros a azufre. De una u otra manera, Pablo Iglesias (junior) es PI, la rutilante constante de moda. De igual forma que Π aparece de continuo en medios matemáticos o físicos, nuestro PI lo hace en los medios de comunicación social. Pero PI  ¿es bueno, es malo o es mediopensionista?.

De PI sabemos lo que NO ha hecho. Por ejemplo: no ha generado una legión de millones de parados, no ha negociado con asesinos, no ha conseguido el cierre de miles de PyME’s, no ha puesto en la calle a violadores en serie, no ha avisado a los terroristas de que la policía iba a por ellos, no ha sentado en sus escaños a la caretas de asesinos en serie…

De PI sabemos lo que dice que le gustaría hacer. Pero con oírle decir -por ejemplo- que el nombramiento de Felipe VcaosI debería haber sido precedido por un debate con PI en un plató de TV, podemos constatar que intelectualmente ha decidido mostrarse (lo que no significa que lo sea) como un émulo tardocasposo de Charlie Rivel. Pero… ¿realmente lo es?. De igual forma que la televisión ha demostrado que podía fabricar una «Princesa del pueblo», ahora ha demostrado que igualmente puede fabricar un «Princeso del pueblo». Claro, que a la vista de los «éxitos» del invento bipartidista, la cómoda aparición de PI hace aflorar el famoso chiste sobre el caos.

Hay que tener en cuenta que la población española mayoritaria es la comprendida entre los 35 y 44 años. Estamos hablando -obviamente en términos generales- de la cosecha de 38 años de Lode, Logse, Loce, Loe, Lomce y demás esfuerzos por conseguir un liderazgo en fracaso académico, una universidad ignorada con una media de 9,5 años por carrera, un 25% de la juventud viviendo de la caridad familiar o estatal, la pole position en consumo juvenil de drogas y alcohol, y una convicción generalizada de que los problemas democráticos no se solventan en el Parlamento, sino en la calle. Y a ello debemos añadir el empeño del Régimen en alimentar nuestro rechazo al modelo político en vigor. Parece evidente que nos encaminan hacia algo, aunque no sepamos qué, pero que un líder es conveniente.

Por otro lado, durante la pasada primavera, los medios de comunicación nos han mantenidcanvies1os pre-ocupados en ambientes de apariencia caótica: revueltas sociales en las que a todas luces las fuerzas de policía siempre resultaban desbordadas pese a exhibir un equipamiento futurista de lo más impresionante y con el mobiliario urbano en llamas y los destrozos de sucursales bancarias, y algunas cabezas abiertas componiendo el colofón habitual de los telediarios. Eso, para los que tenemos más años almacenados en la memoria, es un deja-vu, algo conocido. Los grandes inventos de la derecha para que el pueblo temiese a la izquierda comenzaron exactamente igual. Irónicamente, en las siglas no solía faltar la A de «antifranquista», ni en el Régimen un TOP que dejara sentencias de «los hechos», por supuesto.

¿No resulta llamativo que el número de policías sofisticadamente equipados, siempre resulte casi justo para controlar ese tipo de revueltas?. Aunque suele ser habitual la imagen de alguna cabeza (de uno u otro bando) abierta, ¿alguien puede creer que semejante derroche de dinero en recursos humanos y materiales  sea únicamente para multar a cuatro y dar unos golpecitos con las porras en las corvas de los chavales?. ¿Acaso algo impide acordonar la zona, identificar uno por uno a los alborotadores y luego sancionarles o pasarle factura cuando proceda?.  Hay policía de sobra para eso y más, entonces ¿por qué repetir -y difundir- una y otra vez esas escenas apocalípticas?.  Los cabecillas de esas revueltas se repiten una ciudad tras otra; están plenamente identificados y costaría creer que sus pasos, contactos y conversaciones no son seguidos y controlados. Ni mucho menos son los inocentes niños encapuchados que pretenden mostrar las imágenes que se difunden.

Hay algunas constantes que se repiten una y otra vez. Puede ser atacar sucursales bancarias, berrear aquello de «luchador antifranquista«, o la aparición súbita de líderes de laboratorio, constantes de ingeniería social, a veces perfumados con azufre, a veces con incienso.

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Una respuesta a ¿Azufre o incienso?

  1. cmv dijo:

    Es muy malo, es mas malo que pegar a un padre.

    Ah, y entre PP y Podemos, yo lo tengo claro.

    Un saludo.

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