No resisto hacer una ampliación de esta historia. Mi hermana me hace llegar algunas consideraciones que no quiero dejar de reflejar.
Amplío el curriculum de este Ministro:
Su padre fue uno de los fundadores de la Democracia Cristiana. Él militó en ese partido y luego pasó a Forza Italia, partido fundado por Silvio Berlusconi. Ha sido sucesivamente: Alcalde de su ciudad «Imperia» y del 2001 al 2010 Ministro del Interior, Ministro para el Programa de Gobierno y Ministro para el Desarrollo Económico, siempre siendo presidente Berlusconi.
En 2002 mientras era Ministro del Interior, fue asesinado el consejero de Gobierno Marco Biagi, a quien él había retirado la escolta a pesar de las numerosas amenazas de muerte que recibía. Cuando fue entrevistado acerca de este suceso dijo que no se arrepentía de haberle suprimido la escolta porque si no en vez de tener un muerto habría habido tres y añadió «Marco Biagi era un ‘rompicoglioni’ (rompecojones) que lo único que deseaba era que le renovaran el cargo».
Debido al escándalo que se suscitó por estas declaraciones, se vio forzado a dimitir de su cargo pero tan sólo por un corto espacio de tiempo, hasta ser nombrado Ministro para el Desarrollo Económico, cargo del que dimitió al destaparse nuevamente un escándalo con motivo de la compra del inmueble frente al Coliseo.
Hoy se sabe que quién pagó, a sua insaputa, ese millón cien mil euros fue un importante constructor (como no) llamado Diego Anemone, a través de un testaferro de nombre Balducci a quien el Ministro había previamente encargado de buscarle una casa en Roma.
Lo mejor de esta historia es la sentencia dictada por la Jueza romana encargada de este polémico caso, porque esta Jueza rivaliza en comicidad con las respuestas del Ministro. Transcribiré sólo una parte aunque los 49 folios que ocupa la misma, son dignos de un guión de El Club de la Comedia.
«No es inverosímil la hipótesis que habiendo recibido de Claudio Scajola el encargo de encontrarle una vivienda adecuada, Balducci de acuerdo con Diego Anemone hayan pensado en aprovecharse de la situación y ayudarle a pagar la casa, con la intención de obtener en algún momento favores a cambio, pero en previsión de la negativa del mismo a aceptar esta ayuda económica, hayan pagado sin él saberlo (a sua insaputa), con la intención de tenerlo agarrado en caso de necesitar algunos favores».
Vamos, que la Justicia lo corrobora, el pobre e inocente Ministro decía la verdad: La vivienda fue pagada A Mia Insaputa.
Y es que tanto en Italia como en España los jueces hacen que la realidad supere a la ficción