P untualizaciones S obre un C uento
Quisiera hacer unas inocentes puntualizaciones sobre el cuento infantil de los tres cerditos. Que siempre me ha inquietado.
Nunca he entendido que pudiera ser instructivo mezclar animalitos domésticos o domesticados con fieras del bosque.
El caso es que los tres cerditos no viven plácidamente en una granja, pastando mansamente de la comida que les arroja el amo, no. Viven cómodamente en su propia casa, en medio del bosque disfrutando de su independencia y la compañía de sus compañeros, haciendo sus comilonas preferidas y saboreando la idílica felicidad del campo, que de todo les provee.
El fiero lobo, resulta que ni es tan fiero ni es tan lobo. Más bien da la sensación de ser un pobre bicho frustrado que se siente ninguneado por los tres cerditos y que no sabe como terminar con ellos. Bien que lo intenta, es cierto, encomiables sus esfuerzos de soplar y soplar intentando su casita derribar pero con un poco de perspectiva y algo de seriedad, con lo que ahora estamos entrenados con los desahucios, todos sabemos que esto se realiza mediante un procedimiento formal, serio y despiadado.
Pero, o el lobo no está informado, o los cerditos tienen mano. Porque lo cierto es que lo que nos expone el cuento es un sin sentido que solo toma sentido si nos desplazamos al mundo de OZ.
Que el lobo tiene que ser lobo, vivir en el bosque con su manada, ser artero y astuto, precavido y feroz, mortal en el ataque y cauteloso en la retirada, cauto en su estrategia e impasible en la victoria. A mayor abundamiento diríase de él que no ha de tener un pelo de tonto.
Que los cerditos han de ser mansos y complacientes con su amo. Estar sanos y felices para aportar a la granja sus purines, ser dóciles en la piara y no soliviantar a sus compañeros cuando retocen por la dehesa. Sabedores de estar destinados al sacrificio han de procurar estar fuertes de cuartos para que a la sazón, sus jamones causen el deleite de sus degustadores.
Que todos estos son los que viven del cuento que escribimos, contamos y divulgamos las personas. ¿Y qué papel tenemos las personas en el cuento?.
Pues debemos ser prevenidos cuando paseamos por el bosque. No perder de vista a la fiera y mantener a raya su bravura y su instinto. Preservar el bosque con sus fieros animales está demostrado que es imprescindible para mantener el equilibrio ecológico en la naturaleza, sin olvidar que formamos parte de la misma y que con sensatez y mesura, debemos defendernos de ella cuando se desborda.
Debemos amar, respetar y apoyar las granjas. Que sean lo más placenteras para los animalitos que en ella pacen y refocilan, sin olvidar que al fin y a la postre son animalitos que habrán de ser sacrificados para satisfacer nuestras necesidades primarias de alimentación, vestido e incluso esparcimiento.
«Pero, o el lobo no está informado, o los cerditos tienen mano. Porque lo cierto es que lo que nos expone el cuento es un sin sentido que solo toma sentido si nos desplazamos al mundo de OZ.»
Nada más que decir. Sería una estupidez por mi parte…