Por generaciones se viene cumpliendo la premisa de que lo más noble de la sociedad reside, en términos generales y mayoritarios, en la juventud. Es ése periodo de la vida en que comienza a utilizarse el pensamiento y todavía no se ha sufrido la contaminación de las ideas. En términos generales y mayoritarios, repito, es el momento de la mayor generosidad y sentimiento solidario. Y ése momento coincide con el de mayor esplendor físico. Pero esas circunstancias, también por generaciones, no pasan desapercibidas a los gobiernos por dos razones contrapuestas a sus intereses: por lo interesante de disponer de un vigor físico para las guerras que convengan y porque la disidencia reside en el pensamiento.
La Historia está escrita sobre la sangre de millones de jóvenes que lucharon con todo su vigor, utilizados por sus gobiernos. Lucharon en guerras que -invariablemente- dejaron (y seguirán dejando) paso a unas relaciones pacíficas de intereses económicos entre los contendientes, como si nada hubiese ocurrido. Pero también en ésa Historia permanecen escritas las disidencias y revoluciones sustentadas en la nobleza y el romanticismo de la juventud, y sobretodo, en su capacidad para pensar.
Por lo dicho, a cualquier gobierno le viene muy bien disponer de unos cerebros laminados a los que manipular cómodamente. Mayor el número de cerebros planos, mayor la comodidad en que se desenvolverá ese gobierno. Lo alarmante es que cada vez resulta más descarada la actuación para anular a los jóvenes, impulsando el temprano consumo de alcohol y estupefacientes, colaborando activamente en el fracaso académico y destruyendo las expectativas laborales. A esta manipulación no es muy ajena una buena parte de lo que de forma eufemística se conoce como «moda» o más exactamente «estar de moda».
En Occidente, y especialmente en algunos países de Europa, «está de moda» que para divertirse y pasarlo bien, los jóvenes deben aturdir su cerebro, es decir, neutralizar el raciocinio . Para ello, la «moda» consiste en crear tribus, inducirlas en cómo deben uniformarse, así como el cada vez más frecuente consumo de sustancias que colaboren en alienarlos con la premisa de mayor aturdimiento mayor divertimento, y a ser posible, en espacios donde les resulte imposible comunicarse con otros y transmitir ideas, induciendo la anulación colectiva del pensamiento individual. La repetición semanal de las sesiones irá (está) dando paulatinamente sus frutos. Resulta llamativo, por ejemplo, que en un país encaminado a los 6 millones de parados, ya sean legión los jóvenes que aseguran -supuestamente convencidos y siguiendo una triste moda– «no quiero seguir estudiando porque quiero trabajar». En realidad lo que se niegan a reconocer, porque la autoestima y soberbia que se les induce les impide verlo, es que lo que no pueden hacer es estudiar porque carecen de capacidad para ello, y/o en todo caso, porque el sistema educativo es un sistema estadísticamente encaminado al fracaso.
En el caso concreto de España, es patente la entusiasta colaboración entre gobiernos de signo político supuestamente antagónicos, para conseguir un caos educativo que nos ha hecho alcanzar meritorios puestos en el fracaso escolar y académico a nivel mundial. Para primar la idea de la pasividad y de que no es necesario el esfuerzo porque «alguien» se ocupa. La cosa tampoco resulta extraña teniendo en cuenta que tenemos un Jefe de Estado al que la propia Ley declara irresponsable; gobernantes que no han tenido reparo en apoyarse en el asesinato y la extorsión como medio para alcanzar sus escaños; una galería de más de 300 honorables, señorías, excelentísimos e ilustrísimos personajes imputados como chorizos, y una buena muestra de analfabetos funcionales, cuando no casos de dudosa salud mental… y que ellos no se han puesto ahí.
No deberíamos olvidar, ni intentar negar, nuestro entusiasmo en la colaboración para conseguir esa triste fotografía de España: hemos sido nosotros, (también conocidos como el pueblo soberano), quienes les han sentado en los escaños. Hemos sido nosotros los que con frenesí hemos abrazado su analfabetismo. Hemos sido nosotros los que con arrebato hemos acogido una inexistente igualdad social incapaces de ver la desigualdad, por ejemplo, en un simple transporte público con «clases preferentes». Hemos sido nosotros los que con enardecimiento aceptamos la incompetencia de un ministro de Industria que incrementa la tarifa eléctrica a los que aún pueden pagarla, para compensar la pérdida de 170 empresas diarias que dejan de consumir por cierre, porque es patente que un 58% de las centrales eléctricas no funcionan por inexistencia de demanda. Somos nosotros, los que con arrebato colaboramos en sufragar el retardo mental de un ministro de Interior que, al bajar la cifra anual de muertos en carretera -por empobrecimiento general de la población y bajada consecuente del número de vehículos circulando,- no duda en ponerse las medallas asegurando ser el artífice del milagro, mientras contempla como crímenes en serie quedan impunes para que sus autores puedan sentarse en los escaños. Somos nosotros los que aceptamos con fervor una ministra de Fomento incapaz de gestionar una simple nevada… o de explicar con semi-inteligencia porqué es incapaz. Somos nosotros los que conseguimos, con nuestra voluntad soberana, paralizar nuestras reservas de petróleo canario alegando unos motivos para ocultar unas razones (ambos penosos).
Somos nosotros los que con devoción y recogimiento escuchamos a esa caterva que nos gobierna, hablar y hablar de primas, de riesgos, de standars, de poors, de moodys y de la señora madre que los parió, pero somos incapaces de preguntar qué ha pasado con nuestras reservas de oro del Banco de España. Esas reservas de las que el partido que gobernó entre 2004 y 2008 vendió el 46% reconociendo una pérdida de 5,000 millones de euros en la venta, pero reserva de la que ni siquiera la -presunta- oposición ha vuelto ni a insinuar pregunta alguna al llegar al gobierno.
No deja de ser curioso, que el partido político que hoy ostenta el gobierno utilice como emblema -sin inmutarse- un animal que se ha instalado en las ciudades, come carroña y vive en los basureros.
¿Será posible que con unas cuantas cadenas de televisión y fomentando el powerpoint de 5 líneas como único argumento sea ya posible controlar a la población?. Los hechos están ahí.
Es por todo ello que, cuando he tenido ocasión de conocer jóvenes de 13 años que se esfuerzan en estudiar ( y lo consiguen con éxito) dejando de lado las llamadas de tribus por doquier que les invitan a la vida fácil; de jóvenes de 24 años que aún siendo explotados laboralmente y trabajando duramente a cambio de limosnas, aún prefieren no alcoholizarse de noche y madrugar para afrontar con otros chicos iguales a él, una dura escalada de montaña; o de jóvenes que con 27 años han conseguido ejercer como doctores en Física o arquitectos, o ingenieros aeronáuticos, o doctores en Derecho, ingenieros navales, soldadores, maquinistas navales etc., pienso que esos malditos bastardos está ganando muchas batallas, pero la guerra aún no está perdida.
La juventud se la cargaron con la movida madrileña, como diria Valle-Inclan fue un «esperpento» en toda regla, es curioso que una época subvencionada por la izquierda divina, alcaldes incitando a que la gente se colocara, artistas niños de papa, musica vomitiba, la ruta destroy de Valencia (su nombre lo dice todo) sea junto a la Monarquia y a la transicion en que todos los periodicos confesionales (ABC, el pais la razon, publico etc) esten de acuerdo y no hablen mal. Todo ese mundillo progre que huele a chamusquita y desde hace años hace suyo toda la cultura a traves de subvenciones del ministerio… y siguen saliendo los mismos en la falsa fotografia de España, que solo periodicos extranjeros ven la realidad de este pais pero si la dices aqui dentro… eres un antiespañol, un comunista o un rojo.
Y bueno yo he pasado por unas cuantas leyes organicas de educacion, he repetido la ESO, escucho a Def Con Dos, he intentado ser funcionario (es la unica opcion que te dejan…) y ahora intento sacarme una FP de telecomunicaciones y como penultima bala intento hacer un huerto biodinamico, no me queda espacio para salir de fiesta, que esta muy caro todo jejeje
Saludos.
Gracias a Dios y como tú bien dices, la guerra no está perdida… pero qué difícil resulta vencer en cualquier escaramuza.