Justicia demagógica

En España, unir los términos popular y justicia, es temerario.

Las siglas T.O.P. (Tribunal de Orden Público) de don Francisco perviven ahora como Tribunal de Opinión Popular, tanto o más temible que el de aquella otra dictadura.

demagogia

Desconozco la razón pero lo popular -de siempre- me produce grima. Cualquier cosa que se adjetive con ese término me produce rechazo de manera automática; me da igual que se trate de un jurado que de un partido político que de un vehículo que de un programa de tv  o un tribunal. El propio DLE define popular como «Perteneciente o relativo a la parte menos favorecida del pueblo» o «Que está al alcance de la gente con menos recursos económicos o con menos desarrollo cultural«. El apostolado de pensamiento opinión única podrá lapidarme pero el término popular se utiliza precisamente en demagogia para hacer creer al menesteroso social que le importa a alguien. Desde que citan a un ignorante a un jurado popular hasta que acude, su nivel de ignorancia no varía. Algo similar ocurre con la imbecilidad, la xenofobia, el racismo, machismo, feminismo, y demás averías: que no mejoran por el hecho de ser citado a formar parte de un jurado, ni por votar a una opción política que asegure desvivirse por lo popular, o comprar algo que todo el mundo ansía.  Y la cosa se agrava al relacionar popular con la justicia, como tribunal popular  o jurado popular,  me producen más escalofríos (si cabe).

En español, además, en el negocio de la justicia se utilizan términos ya de por si preocupantes: A una decisión o sentencia judicial se la llama fallo, pero el verbo fallar significa también «No acertar algo, o equivocarse en ello. Fallar el tiro, una respuesta«, «En algunos juegos de cartas, poner un triunfo por no tener el palo que se juega«, «Dicho de una cosa o de una persona: No responder como se espera«, «Dicho de una cosa: Dejar de funcionar bien«; más desafortunado imposible. Por si fuera poco también se emplea el término deposición que igualmente puede referirse a una declaración ante la autoridad judicial, que a evacuar el vientre. o exonerar que igual se emplea para la acción de librar a alguien de una pena que para librarse de la ocupación intestinal..

El T.O.P. de nuestra pomposa democracia tiene asumidos sus propios conceptos legales. Por ejemplo: si una mujer es objeto de una agresión, o simplemente denuncia a su pareja por maltrato, y si su pareja es hombre, este irá inmediatamente a dormir en un calabozo como primera medida, debido a que el T.O.P. asume que en estos casos no le corresponde a la justicia demostrar la culpabilidad del ciudadano, sino al ciudadano demostrar su inocencia

Si (otro ejemplo) una joven denuncia a su profesor (hombre) por acoso sexual, el T.O.P. se encarga de arruinarle la vida al profesor y que no vuelva a ejercer en lugar alguno… con independencia de saber si es o no culpable de lo que se le acusa.

Ahora bien, otro caso muy distinto se da -por ejemplo-  cuando se trata de un defensor de la singularidad de un pueblo oprimido que le descerrajó un tiro en la cabeza al militar o policía que le oprimía. En ese caso y de momento, el pistolero ya cuenta con la simpatía del T.O.P. incluso con un toque de cretinismo romántico. Su caso ante la justicia será un proceso largo y complejo que precisará de un buen número de años y de dinero para poder demostrar lo que nunca negó: que fue él el que le disparó a su particular opresor. Luego, el T.O.P. se ocupará de que el bravo luchador esté en una prisión cómoda, con buenas dotaciones de ocio y lo más cerca posible de su casita. Finalmente, y cuando salga de las mazmorras del régimen opresor será recibido en su pueblo con traca, fanfarria de trompetas y flores todo ello aderezado con las lágrimas arreboladas del los miembros del T.O.P.

Que le pregunten sobre demagogia y justicia  a Miguel Angel Maradiaga, por ejemplo.

 

 

Esta entrada fue publicada en Sin clasificar. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.