La televisión en España ya demostró que puede convertir en Princesa del Pueblo a una berenjena. Mañana va a demostrar que puede convertir en Presidente de España a quien ella decida. Ya era conocido que la televisión puede convertir en presidente a un vendedor de cacahuetes o a un alcohólico.

Nos dejan claro que dados los niveles en que nos movemos ya no es preciso ni siquiera un programa electoral, entre otras cosas porque en España hace años que no se votan programas; se votan simpatías u odios. Más que para que gane uno votamos para que pierda otro. Fácil de entender porque según PISA aquí somos 10 millones de votantes que no podemos comprender un texto sencillo, que unidos a los 11 millones de ancianos que ya tenemos la cabeza o muy fijada o que se nos va, hacemos un total de 21 millones de votos previsibles.

Si a eso le unimos que debemos ser el único país de la Tierra que sigue viendo el mundo dividido entre «la izquierda» y «la derecha», que hicimos una Constitución que nuestros gobernantes prometen uno tras otro cumplir y hacer cumplir pero llevan 37 años violándola, y que en el Sistema ya se han metido hasta los Anti-Sistema, el panorama es fácil de predecir.

Finalmente el Big Brother de Orwell existe. Él ha decidido que UPyD, VOX, IU y otras muchas opciones desaparezcan de nuestras mentes. Él mismo se anuncia como «el debate decisivo del que saldrá El Ganador«.  Él está tirando por la borda los programas electorales (¿hay?) porque aquí no cuentan. Sólo demagogia de mercadillo, izquierda-derecha y tu-más. No hace falta más maleta para la mierda viaje que nos van a dar.

Big Brother sabe que nos da igual que nos propongan a los que negociaron con los Bolinagaboys, a los que los pusieron en la calle o a los que los están sentando en las instituciones; al Sistema que enterró el 11-M o al Anti-Sistema que pone la lápida.  Él nos seguirá haciendo creer que elegimos, por eso lo llama «Elecciones» y no votaciones.

Y no nos olvidemos. Mañana Él elige Presidente. Nosotros votamos el 20.

Buen provecho.