Sobreviviendo en la almadraba

 

Vocero2Almadraba significa lugar donde se golpea, y da nombre a una forma de captura de atunes que consiste en preparar al paso un cerco de redes del que ya no podrán salir, y donde se les golpea hasta matarlos.

 

 

De un tiempo a esta parte, un español percibe la existencia de una especie de ente autónomo, totalmente independiente, que -de repente- se ve aquejado de la imperiosa necesidad de hacer aflorar a destajo políticos corruptos.  Luego, pasado el fragor de la exposición del corrupto ante el populacho en la picota/telediario, o sea, pasadas las elecciones, la cosa débilmente blanquea, se enturbia y desaparece, como le ocurría al camino de don Antonio, y comprobamos, estupefactos, que esa especie de aristocracia de la justicia que va repartiendo mandobles entre corruptos no mete entre barrotes ni a uno sólo de ellos, y tampoco recupera los dineros esquilmados al pueblo. Luego, entonces, si la justicia no es el mensaje,  ¿cuál es el mensaje?.

Hubo hace un par de años una especie de juglar políticamente incorrecto, que pregonaba la buena nueva del fin del modelo democrático actual, y la venida de un modelo mesiánico de control del pueblo, aún sin nombre. Ese evangelista anunciaba que como es preceptivo, previamente había que conseguir que el pueblo, de forma natural, rechazase el modelo que hasta ahora se le había inculcado hasta la saciedad, que rondaba la perfección en los asuntos de gobernanza de las masas, y que subyace enterrado bajo el nombre de democracia. Casi, casi, podríamos jurar que están consiguiendo que empecemos tímidamente a rechazar esa forma de gobierno que consideramos canónica, y a tirar los catecismos de la democracia por la ventana. ¿Estamos ya en ése proceso?.  ¿El mensaje es que abominemos del sistema actual, para desear uno que lo mejore?

Lo curioso de esta almadraba en la que estamos metidos, emulando a los atunes, es que las redes de ese cerco las hemos confeccionado nosotros mismos: esos políticos cuyas prendas de su íntima inmoralidad nos airean llenas de mierda y que tanto aparentamos que nos aflige, son –exactamentenuestros legítimos representantes; somos nosotros quienes hemos decidido que estén donde están;  hemos aceptado regalar nuestra dignidad a los partidos políticos, entregando nuestro virginal voto a desconocidos para saciar sus más bajos instintos, porque nosotros no elegimos a nadie; a nosotros nos los dan elegidos. Nosotros votamos para refrendar a los han sido elegidos en las entrañas de esos partidos. Por tanto, es lógico deducir que si hemos contribuido durante décadas a mantener lo que repudiamos, nada va a impedir que abracemos lo que se nos ofrezca.

Aceptamos sin pestañear el espectáculo litúrgico de supuestos mítines en los que el único público posible son ellos mismos jaleándose entre sí, porque no caben más que fieles devotos con derecho a pan y agua. Por increíble que parezca, hemos creado y aceptado un sistema compuesto básicamente de votantes de. ¿Qué clase de democracia puede ser aquella en la que los votantes se reconocen votantes del partido A o del Z? Serán hooligans o fanáticos religiosos pero nada que ver con la libertad de la elección, con la soberanía, con el espíritu crítico que se supone deberíamos tener los ciudadanos. Serán -en todo caso- súbditos fieles.

¿Acaso esa supuestamente imprevista crisis económica tiene como objetivo caldear el ambiente para obtener reacciones sociales pre-cocinadas? ¿Cómo puede entenderse sino que la aparición de la congregación Podemos sea presentada poco menos que como la llegada del Maligno, al obtener una notoria posición en las elecciones europeas de este año?. ¿Es que nadie se va a molestar en observar lo que sucede a su alrededor?.

El «mérito» de Podemos es dejar testimonio de que el sistema antiguo es desmontable e incluso revisable, y ese testimonio debía ser escrito con las herramientas a las que nos han acostumbrado. El grupo ha hecho su precisa aparición en un partido que se jugaba fuera de casa, y lo ha hecho, aparentemente, como salido de «la nada». Ha actuado como un repentino faro en el horizonte anunciando posibilidad de naufragio, pero con un mensaje incruento. La cabeza visible es un joven con look mesiánico (la imagen siempre acompaña) que nació en un portal (como el otro) pero de una televisión tachada de conservadora y que ha ido encontrando alojamiento en portales y más portales para anunciarnos la buena nueva y de paso agenciarse unos discípulos, que para estos menesteres siempre es conveniente.  Y para realzar la figura del mesías, los malos de la película  se encargan de tildar al pobre chico de lo que haga falta, como reyezuelos cualesquiera.

Usted tiene la ocasión de pensar por si mismo. ¿Es peor uno que dice que quiere acabar con las bandas organizadas que nos asolan desde las urnas, o unos que sacan a Bolinaga de procesión por las tabernas y sueltan a la crême de la choricería en nuestras calles?.

Incluso puede seguir pensando…

¿No tiene la sensación de que le están vendiendo un producto-tipo de laboratorio de ingeniería social?.

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Una respuesta a Sobreviviendo en la almadraba

  1. cmv dijo:

    Eso de seguir pensando… déjalo para después del Mundial.

    Yo pensé y les acabé votando y viendo la repercusión que ha tenido lo volvería a hacer. Eso de ver a Felipe Gonzalez hablar de revolución bolivariana me hace gracia… habría que recordarle su «gora Euskadi…» en sus tiempos mozos.

    Ya va siendo hora de poner remedio a la CASPA, que pica.

    Un apunte a modo de anécdota; cuando fui a votar a primera hora, en la cabina solo había papeletas de PP/PSOE, las demas… en una mesa de estas de campo de toda la vida… lo ponen a huevo.

    Abrazakos

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